De colonialismos en la Costa Caribe, 129 años de anexión a Nicaragua

Cuando la aurora nacía en el oriente del mundo, el 12 de febrero de 1894, nació en el oriente de Nicaragua una nueva aurora, iluminando con sus rayos plateados las embravecidas olas del Mar Caribe nicaragüense, llevando a sus riberas el grito de libertad, para bañar la tierra ya libre de la Mosquitia incorporada definitivamente y para siempre al país, rompiendo las cadenas de la larga intervención inglesa. 

Mario Sandoval Aranda en La Prensa Publicado el 14 de marzo. 2004

Lo que llegó a las costas del mar caribe, sus pantanos, llanos y bosques ese día no fue un grito de libertad, sino el grito de resistencia de un pueblo pluricultural que, desde entonces, lucha por recuperar su autodeterminación. El sueño de la autonomía nace el mismo día en el que Zelaya (12 de febrero de 1894), por la intervención y fuerza militar, anexó a Nicaragua el territorio de la Muskitia -un Estado soberano que antes de la formación de las repúblicas centroamericanas, llegó a abarcar desde Punta Castilla en la costa norte de la actual Honduras hasta el rio Chiriquí en Panamá. 

Aunque el gobierno de Nicaragua hable de reincorporación de la Mosquitia, del triunfo de la República y señale como una farsa montada por Gran Bretaña la monarquía de la antigua Muskitia, en la memoria colectiva de los pueblos de la hoy Costa Caribe, perduran los recuerdos de una época en la que gobernaban sus propias vidas y destinos. Si bien en algún momento el gobierno de la Muskitia llegó a estar bajo la sombra de los intereses de Gran Bretaña, a través de un protectorado, había ciertas afinidades, acuerdos, e incluso tratados formales de amistad y alianza, entre ambos reinos, debido al proceso histórico de contacto entre ingleses e indígenas (sobre todo el pueblo miskitu), que tuvo como producto una asimilación no violenta, en esta parte del Abya Yala. Es importante señalar que estos acuerdos beneficiaban a ambas partes, pero, sobre todo, al país europeo, que se encontraba en guerra constante contra España, por el control territorial en “América” y la ruta marítima. “Mosquitia llegó a ser una fuerza dominante en las Américas y un equilibrio de poder entre los imperios inglés y español”.

Esta relación descrita no ocurrió en las colonias españolas, donde prácticamente se aniquilaron pueblos indígenas enteros, ya fuera por las armas o por las múltiples plagas que trajeron consigo los conquistadores. “Los relatos de los resultados inmediatos de la conquista de Perú o México revelan escenas de crueldad humana, una destrucción tan extrema y sistemática de las sociedades que es difícil imaginar cómo hubo seres humanos que pudieron llegar a ser capaces de infligir tales atrocidades”. Dejemos remarcado que la Muskitia, la Costa Caribe que hoy conocemos, nunca fue conquistada por España y la relación con Inglaterra fue, hasta cierto punto, beneficiosa para ambos gobiernos. 

Por otro lado, toda presencia española fue desterrada a finales de 1800 por un ejército dirigido por el rey Jorge II. Eso sí, España intentó conquistar la nación de la Muskitia en varias ocasiones, sin éxito. Por ejemplo, el 30 de noviembre de 1803 emitió un decreto otorgando, al Virreinato de Nueva Granada, autoridad militar para someter al pueblo y colonizar el país, este no fue capaz de completar la tarea y se emitió otro decreto en 1806, esta vez a la Capitanía General de Guatemala, pero tampoco tuvo éxito.

“La Mosquitia conservó su independencia y soberanía, y siguió siendo un país independiente durante seis décadas más. Pocos años después de estos intentos de conquistar a Mosquitia, el propio Imperio español comenzó a desmoronarse en las Américas durante las Guerras de independencia hispanoamericanas”. 

Los hechos históricos anteriores arrojan ciertas luces que ayudan a entender lo que significó en la vida de las poblaciones de la Muskitia, la anexión militar forzada a otra Nación. En esta extracción del artículo, ¿Cómo fue la incorporación de la Muskitia?, escrito por el expresidente Enrique Bolaños G. (qepd), se narra que “Ese mismo 12 de febrero (1894) el Gral. Rigoberto Cabezas tomó militarmente los edificios públicos, la cárcel, el cuartel, arrió la bandera de la Mosquitia e izó el pabellón nacional; emitió decreto destituyendo a todas las autoridades”. Lo que se cuenta como una victoria para Nicaragua, implicó para los nativos costeños la imposición de ideas, el exilio para muchos, el uso obligado del español como única lengua de comunicación, cambio en las formas de producción y comercialización, el reemplazo de líderes nativos por “foráneos”, la extracción voraz de recursos, sin retribuciones a los legítimos dueños, etc. En resumen, la recién creada República de Nicaragua, impuso una especie de colonia en el territorio de la antigua Muskitia, replicando así el modelo aprendido de los “amos blancos”. El que una vez fue oprimido se vuelve así el opresor. 

Todo ello ayudó a alimentar un sentimiento de rechazo y negación contra todo lo que parecía del “pacífico”. Esos sentimientos perduran en la actualidad, aun cuando se promueve, ahora desde el gobierno colonialista dictador de turno, el demagogo lema de “Unidad en la diversidad”.

Ninguno de los gobiernos ha respetado, entendido, ni aspiran comprender, las formas de vida de los pueblos de la Costa, su historia, cosmovisión y anhelos, al contrario, se ve y trata con desprecio la historia de una Nación entera. Pistas de ello hay muchas, como lo señalado en un artículo arriba mencionado: “El 28 de enero de 1860 se firmó el Tratado Zeledón-Wyke entre Nicaragua y Gran Bretaña, por el que la reserva Mosquitia queda sujeta a la soberanía de Nicaragua, pero a pesar de eso, Gran Bretaña continuó protegiendo a la supuesta Nación Mosquitia”. O en el artículo “Como Reincorporó Nicaragua su Costa Oriental” (Managua, 1944), plagado de comentarios despectivos contra los habitantes de la antigua Muskitia, Por ejemplo: “…en más de 30 años de régimen semejante muchos indios debieran haber alcanzado un grado suficiente de civilización para formar parte del Gobierno Ejecutivo…” (pag. 27). Así como el ensalzamiento de un sentimiento patriótico que por obvias razones no existía en la Muskitia y comentarios que no dejan a la imaginación las razones de Nicaragua por anexar a la Costa Caribe, las mismas razones del “descubrimiento de América” por las potencias europeas, el oro y la plata. “El territorio posee en la parte quebrada del interior, ricas minas de oro, algunas explotadas por procedimientos modernos. Las montañas de la Costa están cuajadas de maderas preciosas…” (pág. 35). Por eso afirmamos que el Estado de Nicaragua incorporó a la Muskitia al territorio nacional pero no así a sus habitantes con sus usos, costumbres, tradiciones, conocimientos y aspiraciones colectivas, porque pasaron a ser tratados como súbditos de Nicaragua. 

El documento, publicado en 1944 en Managua, además se describe como un texto patriótico e instructivo para universidades, instituciones y escuelas de la República, es decir, se encarga de contar la historia de la INCORPORACIÓN desde la mirada y voz de la élite política del pacifico. Porque claro, “La historia la escriben los vencedores”, tal como lo dijo George Orwell el 4 de febrero de 1944. ¡Dato curioso, estos dos hechos ocurren en el mismo año! 

Por todo lo anterior, el sueño de la autonomía, al reconocimiento, respeto pleno de los derechos de pueblos indígenas y afrodescendientes a sus costumbres, su historia y sus territorios, es una demanda pendiente, un grito atorado en la garganta de las y los costeños, que no olvidamos. El sueño del buen vivir, el bienestar colectivo enlazado con el respeto a la madre tierra, a los ancestros, a las prácticas y costumbres que nos hacen quienes somos, perduran. 

Y muchos dirán: pero si esas demandas y deudas históricas fueron restituidas por el gobierno de la revolución popular sandinista con la aprobación de la autonomía y después de 16 años de neoliberalismo volvimos al poder y restituimos los derechos a la educación, a la salud digna, a las carreteras, entregamos 24 títulos de propiedad a los pueblos indígenas y afrodescendientes. Solo con el frente sandinista los costeños han tenido autonomía. Y yo les respondo ¡babosada!, a como diría la Popo. Solo basta con ver a los nuevos ricos, los de las concesiones mineras que siguen enriqueciendo al patrón a costa del empobrecimiento de los “indios, negros, campesinos, pobres, brutos”, solo basta con preguntarse quién toma las decisiones reales en los concejos regionales, quiénes son los nuevos imperialistas colonialistas en la Costa y en Nicaragua, quiénes matan impunemente a niños, estudiantes, periodistas, opositores, “a negros e indios” en este país ¿De quién es la mano que mece la cuna? Pero esta plática la dejamos para un siguiente momento. 

¡Viva la autonomía y determinación de los pueblos!