La Costa Caribe de Nicaragua: Entre desigualdades y resistencias

En la Costa Caribe se encuentran las mayores brechas de pobreza a pesar de tener el mayor potencial en recursos naturales del país y aportar la mayor parte de la biodiversidad y riqueza cultural a la sociedad y Estado nicaragüense. 12 de los 25 municipios más pobres de Nicaragua se encuentran en la RACCN y la RACCS; 28.2 % de la población urbana de la Costa Caribe vive con menos de 1 dólar al día mientras que el 67.7% de la población rural vive debajo de la línea de pobreza extrema (EMNV, INIDE 2005). Un factor adicional que agrava la situación de marginalidad de la región es la limitada infraestructura vial, en comunicaciones, energética y en servicios de educación y salud. De acuerdo con el mapa de pobreza formulado en base a necesidades básicas insatisfechas, la RACCN y la RACCS están entre las cuatro Regiones/departamentos con mayor incidencia de pobreza extrema expresada en porcentajes de extrema pobreza que corresponden al 70.9% y 63.1% respectivamente (Censo 2005).

En todos los municipios en los que viven población miskitu y mayangna de la RACCN y la Zona Especial del Alto Wangki – Bocay, la prevalencia del retardo en la talla es muy alta (superior o igual a 33.45%). En los municipios de la RACCS, en los que viven afrodescendientes, miskitus, mayagnas, garífunas y ramas, la prevalencia del retardo en la talla es alta (entre 24.4 y 33.4%). La desnutrición crónica afecta al 33.7% de los niños/as miskitus y 100% de ramas. La desnutrición global afecta a 12.8% de miskitus. En la Encuesta Nacional de Micronutrientes 2000, las prevalencias para todas las deficiencias por micronutrientes se encontraron más altas en la Costa Caribe, con prevalencia de anemia en mujeres y en niños hasta un 36% y un 50%, respectivamente (Banco Mundial, julio 2011).

Aunque estos datos corresponden a los años 2005 y 2011, quienes vivimos en la Costa Caribe podemos constatar y confirmar que aún persisten estos problemas en la zona, los cuales tomaron fuerza con la crisis sociopolítica que se agravó a partir de abril de 2018, cuando el gobierno sandinista con descaro y cinismo demostró la prepotencia, lo militar y la poca coherencia con el discurso de restitución de derechos del que está hecho. Lamentablemente, por el control casi absoluto que tienen sobre Nicaragua, no se ha vuelto a realizar un censo desde el año 2005 (ya casi 20 años), peor aún, un estudio integral, transparente y actualizado de las verdades necesidades, prioridades y aspiraciones de los pueblos y comunidades del Caribe y de Nicaragua entera.

El Movimiento Costeño Autoconvocado surgió en medio del contexto sociopolítico de abril 2018, para demandar cambios estructurales reales, los cuales son necesarios en la Costa Caribe desde hace siglos y que ningún gobierno ni el Estado nicaragüense ha querido comprender y mucho menos facilitar, por el temor egoísta a empoderar a la población y que ésta tenga suficientes conocimientos, herramientas y canales para una verdadera fiscalización, incidencia y transformación social.

Los cambios o transformaciones necesarias para los pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades mestizas de la Costa Caribe no son regalos o dádivas, tampoco parte de un discurso populista de “restitución de derechos”; son urgencias no negociables que requiere un pueblo que históricamente ha sido maltratado, manipulado a conveniencia de las élites de Nicaragua y desangrado. Ejemplo de ello, es la resistencia de estos pueblos aún en momentos de conflicto armado, resistencia que se convirtió en una negociación que resultó en el régimen autonómico, el cual hoy ha sido también secuestrado por una dictadura que se jacta de haber facilitado la aprobación de dicha autonomía, pero que en el fondo (no tan hondo, a como diría la canción), saben y están claros, que fue lo menos peor (para ellos) que pudieron lograr ante una situación de conflicto armado en el que no les quedó de otra.

Las madres y los padres de la autonomía no nos dejarán mentir sobre esto que hemos escrito, pero lamentablemente por el contexto sociopolítico actual, no pueden alzar sus voces para secundarnos, pero sí pueden optar por la comunicación oral, por la enseñanza en sus familias y círculos pequeños de confianza y, sobre todo, en siempre ilustrarnos con sus experiencias y sueños por una Costa Caribe realmente autónoma, intercultural y que logre el buen vivir de sus pueblos.

Los cambios estructurales inician desde lo personal, por lo que, aunque parezca que todo está perdido, si nuestra conciencia, raciocinio y convicción están claros de que Nicaragua y nuestra Costa Caribe merecen un mejor presente y futuro, en que cual no se repitan los horrores del pasado, haya verdadero ejercicio de derechos, se haga justicia real y no repetición y se aporte de forma genuina y real a una interculturalidad de los pueblos y comunidades, aún NO ESTÁ TODO PERDIDO.

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